Artistas de la calle

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Los artistas de la calle son personas que hacen algún tipo de arte, sea dramático, circense, plástico o musical pero sin un escenario o una galería. Ellos pueden serlo por diversos motivos: la necesidad, como la mayoría de niños y jóvenes que hacen acrobacias o malabares en los semáforos, o algún tipo de música en los buses, y a falta de dinero y educación no ven otro posible trabajo; pero también esta la gente que trabaja en la calle como una forma entre otras de diseminar la cultura entre mucha gente no tiene las ganas o el dinero suficientes para comprar unos boletos para el teatro: ellos se lo brindan en la calle, de tal modo que al pasar por allí, lo vean y se enganchen.

El color de la Ciudad

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El graffiti tiene héroes como Basquiat, tiene momentos históricos como el Mayo Francés o la primavera de Praga del 68, y tiene un cotidiano de personas creativas que no admiten su mudez. Encontrar la voz en el medio de la ciudad y sus divisiones no por nada es, de un modo más o menos amable, clandestino.

Esas condiciones determinan el arte del graffiti: identitario, veloz, efímero; frágil y prepotente. Y después de ver este video, Uds. pueden agregar adjetivos.


La invisibilidad de la pobreza, el peor de los silencios

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Pobreza. Indigencia. Desigualdad. Exclusión. Palabras que últimamente están demasiado presentes en la sociedad argentina. Palabras fuertes, que expresan una realidad que no quiere ser comprendida ni aceptada por muchas personas en el país que, al no estar directamente ligadas a ellas, se sienten desentendidas del problema. Entre estas personas se destacan los jóvenes, quienes no demuestran gran interés por las problemáticas de hoy en día. Ya sea por falta de información, por falta de interés o por un sentimiento de impotencia hacia el asunto, lo cierto es que muchos chicos ven a la solución de la pobreza como algo utópico y prefieren, entonces, cerrar los ojos ante esta situación.

Yo por mi parte, desde mis quince años, no creo que nosotros tengamos un truco bajo de la manga, ni soluciones mágicas. Pero sí creo que lo primero antes de intervenir, es conocer. Conocer significa informarse; conocer significa no aislarse de esta realidad que, aunque dolorosa, existe. Una realidad que depende muchísimo de todos nosotros para progresar.

Muchos estamos acostumbrados a ir al colegio todos los días, a la seguridad de llegar a casa y encontrar comida, al hecho de que si nos enfermamos vamos a poder contar con un médico que nos diga cómo curarnos, a estar en contacto con la tecnología constantemente. Pero en las profundidades del interior de la Argentina, una gran parte de los chicos no asisten a clases, casi la mitad de su población vive en la indigencia, pocas casas cuentan con la infraestructura debida y, con mucha suerte, sí tienen un puesto médico ambulante en la zona. Ni hablemos de su relación con la tecnología: hace poco vi un documental en Telenoche en el que quedaba en evidencia que muchos chicos ni siquiera vieron una computadora en vivo y en directo en toda su vida.

Lo que más me afecta de todo esto, como persona, es conocer gente que lo tiene todo: comida, casa, familia, cuatro televisiones y tres computadoras, y a pesar de eso son capaces de angustiarse porque no les dejaron comprarse unos zapatos que vieron en vidriera, o por no tener la última versión de PlayStation que existe.

“Pero si no es mi problema, ¿por qué me tengo que preocupar por esas cosas?” “¡No seas tan dramática!” “Es el gobierno el que debería ocuparse."

Éstas son tres de las muchas reacciones que escuché de boca de chicos que, ante la mención del tema, respondían de esa forma. A mí me dejaron pensando: es cierto… el gobierno tiene parte de la responsabilidad, y en algunos casos hasta hace intentos por mejorar. Pero, ¿no deberíamos nosotros también hacernos cargo de lo que pasa? Es el compromiso de toda la población lo que haría posible un cambio.

Como decía, el conocer, el saber, el informarse, son cuestiones imprescindibles para cuando queremos hablar de un tema. Pero he aquí otro factor que contribuye a la ignorancia de la mayoría. El mismo gobierno, mediante los medios, prefiere no decir la verdad a la población, y engañarla con datos confusos y mayoritariamente falsos. Tal es el caso del INDEC, y de las ya incontables veces en que una noticia sobre este instituto nacional trae polémica y debates de semanas de duración, acerca de la veracidad de los datos que ésta aporta sobre la inflación y otros indicadores referidos al estado de nuestra sociedad. Los noticieros, por su parte, tampoco ayudan. Seguro se acuerdan de la noche del pasado 19 de abril, y si no, a lo mejor tienen alguna abolladura en su auto o algún vidrio roto que les sirve de ayuda-memoria. Habrán visto en la televisión, cómo afectó la tormenta a toda la Zona Norte de Buenos Aires. Se veían imágenes de techos rotos, autos agujereados y testimonios de personas que lo sufrieron en carne propia… pero, ¿alguna vez se habló de cuál fue el efecto que el granizo produjo sobre las poblaciones pobres ubicadas en los alrededores? A la hora de analizar una noticia no sólo es importante el qué se escribe en ella, sino también el qué se omite. Lo mismo pasó cuando Buenos Aires quedó prácticamente bajo agua esos días de constantes inundaciones en Febrero. Al día siguiente no se hablaba de otra cosa que de la cantidad de edificios sin luz y casas sucias que quedaron. Pero nunca se mencionó a esa parte de la población que, al parecer, conviene que pase inadvertida en ocasiones como estas. ¿Y qué me dicen de la época de la Gripe A? Apareció la nueva Gripe, y estalló el escándalo; de pronto se disponían de fondos suficientes para tratar esta nueva enfermedad, cuando desde hacía años se negaba el uso del capital nacional para el tratamiento y la cura de otro tipo de enfermedades que ya estaban instaladas en Argentina desde mucho antes, como el mal de chagas y la tuberculosis.

Sin embargo, cada tanto salen a la luz documentales que consiguen informarnos sobre qué es lo que pasa en este sector invisible de la sociedad. Tuve la suerte –o la mala suerte- de ver uno de ellos, transmitidos por Telenoche (Los argentinos sin mesa: de la pobreza a la exclusión) que, literalmente, me dejó llorando. Era tal la angustia que sentí por las cosas de las que me enteré en esos 6 capítulos de Telenoche Investiga, que no fui capaz siquiera de terminarlo de ver. Para que se den una idea, los datos son estos:

• Para el Gobierno Nacional hay entre 6 y 7 millones de argentinos que cruzan el umbral de la pobreza. Los cálculos privados aseguran que ese número es casi el doble. Sin embargo hay un dato en el que, con mínimas diferencias, coinciden todos: en la Argentina la mitad de los chicos menores de 18 años son pobres.

• La Argentina es un país tan vasto como cinco veces la república de Francia. Somos 40 millones de personas y producimos alimentos que podrían abastecer a 330 millones. Sin embargo en la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, 1 de cada 5 chicos tiene problemas de desnutrición.

• Para el año 2010 la población en las villas de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires se habrá duplicado respecto a la registrada en 2001.

• 200.000 personas viven en villas de emergencia en Buenos Aires; 1.200.000 en asentamientos del conurbano. Sólo en cinco años, entre 2001 y 2006, se triplicó la cantidad de villas de emergencia en esa zona.

• Son millones de argentinos sin comida, sin gas, cloacas ni agua corriente.

Fuerte, ¿no? Estos son sólo algunos datos referidos a la problemática. Si están interesados en profundizar el tema, pueden ver por ustedes mismos el documental que adjunto a través de links aquí mismo, o seguir informándose en internet.
Los invito a todos a reflexionar y a abrir sus ojos, especialmente a aquellos que antes se negaban a hacerlo.

Porque el tema nos concierne a todos. Porque no hay que perder la esperanza. Porque entre todos, podemos lograr un gran cambio.

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Links al Documental
Fuente: Youtube.
Videos del programa de Santo Biasatti, "Otro Tema". Los de Telenoche no estaban disponibles.

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6

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Cuando la muerte es graciosa

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O quizás podríamos escribir también... ¿cuándo la muerte es graciosa?

Las muertes nunca son algo bueno, ya que implican una grave pérdida emocional para los familiares y amigos del fallecido. Sin embargo, ¿puede la muerte a veces pasar de ser un hecho trágico a ser un hecho gracioso? Bien, me pregunté eso así que comenzé una búsqueda por el ciberespacio sobre noticias de muertes que hayan ocurrido en circunstancias y/o contextos extraños y, por lo tanto, tengan algún aspecto humorístico.

Tal es el caso, por ejemplo, del austriaco Hans Steininger (foto arriba) que era famoso en el siglo XVI por ser el hombre con la barba ¨más larga del mundo"(1 metro y medio). Sin embargo, un día hubo un incendio en su ciudad y por querer huir, Hans se tropezó con su barba y se rompió el cuello. Murió a causa del incendio poco después.

El noble y astrónomo danés Tycho Brahe sufrió una muerte que seguramente muchos se han preguntado varias veces si es posible. Y es que durante una cena bastante larga en 1601 se aguantó durante tanto rato las ganas de orinar que su vejiga terminó por desistir y le produjo una infección de la que murió.

El 25 de enero de 1979 se produjo la primera muerte por un robot. Robert Williams fue “asesinado” por el robot que él mismo había construido cuando este le pegó con su brazo mecánico -dicen que- accidentalmente, en la cabeza.

En el 2006, el famoso experto en vida salvaje australiano Steve Irwin murió cuando la cola de una mantaraya le atravesó el corazón mientras filmaba un documental. Fue irónico, ya que ese era de los animales que más estudiaba y le apasionaba.

Vamos hacia un caso de suicidio, y uno sumamente particular. Christine Chubbuk, una presentadora de televisión americana sufría de depresiones hacía tiempo y el 15 de julio de 1974 a las 9:38 p.m. se suicidó en un programa en vivo, en el que ella era la protagonista, pegándose un tiro en la cabeza con un revolver (he intentado encontar el video del suicidio pero esta censurado en todas partes).

Por último, para hablar de un caso reciente, está Lee Seun Seoup, un coreano que en un “Internet café” estuvo jugando durante 50 horas el videojuego “Starcraft” y aparentemente murió por daños fuertes en los ojos y además, por el enorme esfuerzo que tuvo que hacer el cerebro al realizar semejante acción.

Estos son solamente algunos de los miles de casos que ha habido durante toda la historia y que siguen impresionando a la gente hasta hoy. Tales accidentes nos hacen reflexionar sobre cómo las personas a veces mueren de las maneras más increíbles e inesperadas posibles y cómo la muerte, que es lo peor que le puede pasar a la vida, ya que es su fin, puede llegar en circunstancias sumamente extrañas y absurdas que pueden ser noticias de un risueño y negro interés para la comunidad.

¿Acaso debemos considerarnos "malos" por reírnos de estas muertes o de sus circunstancias? Tal vez los más cristianos puedan considerarlo así; pero lo cierto es que después de leer toda esta clase de cosas, resulta casi imposible no reírse a pesar de que sea un tema tan grave, y al fin, es como si la vida no diese una razón más para sonreír y que el humor se pueda encontrar en todas partes y en todos los momentos.